Langur chato dorado
En lo alto de los montes Qinling, en el centro de China, un ágil primate con una cara peculiar ha conquistado un entorno despiadado. El langur chato dorado. En el mundo quedan unos 20.000 ejemplares y están sufriendo la presión de la tala, de los asentamientos humanos y de los cazadores, que los buscan por su carne, sus huesos de supuestas propiedades medicinales y su denso pelaje. Por ello, han tenido que refugiarse en las cotas más altas, donde saltan de rama en rama, atraviesan ríos helados y resisten los largos inviernos a casi 3.000 metros de altitud. Allí, cuando los árboles están desnudos, subsisten con una dieta hipoproteica de líquenes y cortezas.