Yaiza, voluntaria en Rumanía enviada por Mona mediante el Cuerpo Europeo de Solidaridad

Yaiza, voluntaria en Rumanía enviada por Mona mediante el Cuerpo Europeo de Solidaridad

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MONA ha enviado a Yaiza Sanjorge como voluntaria en Rumania a través del Cuerpo de Solidaridad Europea y así explica ella su experiencia:

Recuerdo claramente la primera vez que oí hablar del voluntariado del Cuerpo Europeo de Solidaridad. Mi compañera de piso en ese momento estaba haciendo uno en la Fundación Mona, y me animó a buscar más información. ¡Es una locura lo fácil que es conseguir una experiencia que te cambie la vida! Me tomó menos de 1 hora crear mi perfil en la plataforma online y comencé a aplicar a diferentes proyectos. También recuerdo claramente cuando finalmente tomé la decisión: Quería ir a Rumania. Definitivamente era el momento de viajar, vivir en el extranjero y practicar idiomas, así que me dije a mí misma «Sé valiente». Ve a por ello!».

Viví en Râmnicu Vâlcea, una pequeña ciudad en el centro de Rumania, durante casi un año. Durante mi estancia, mis compañeros y yo trabajamos para dos Parques Nacionales, Cozia y Buila-Vânturariţa, realizando muchas actividades: educación ambiental, reforestación, remarcado, campañas de promoción, documentación de flora y fauna, y actividades de ecologización y concienciación ambiental para la población local, entre otras. Esto fue posible gracias a mi organización anfitriona «Forumul Cetatenesc pentru Actiune Sociala si Educatie Civica», que también lleva a cabo muchos otros proyectos sobre inclusión social en la zona.

Fue un año lleno de experiencias, aprendizajes y desafíos. Gracias a este proyecto pude poner en práctica muchos aspectos relacionados con mis estudios de biología, pude desarrollar habilidades lingüísticas y tecnológicas, pude viajar, pude conocer gente increíble y pude vivir muchas situaciones que nunca olvidaré. Tengo que decir, para ser honesta, que este año también ha sido muy complicado. La situación por el COVID19, además de cambiar nuestra vida cotidiana, afectó también a nuestro proyecto, y los meses siguientes después del cierre tuvimos que hacer frente a cancelaciones de actividades, frustraciones y reorientación. Por suerte, puedo decir honestamente que trabajé con gente maravillosa a mi lado: ¡mis compañeros! Enfrentamos juntos cada batalla y cada pesadilla, y terminamos sintiéndonos no sólo como amigos, sino como una familia.

Lo que tengo ahora es… una nueva mochila. No sólo literalmente (en realidad tuve que comprar una nueva, ¡porque hicimos muchas excursiones y campamentos!), sino también metafóricamente hablando: Llevo conmigo todos los recuerdos, todos los momentos y todo el aprendizaje. Ha sido una experiencia que, en muchos sentidos, ha cambiado mi forma de ser, de ver y de sentir el mundo.


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